Historia de la muñeca Gisela
LA MUÑECA DISTINTA DE LAS DEMAS
“Al igual que el mundo de Platón el País del nunca jamás existe. Más solo se puede llegar a él, a través de la mirada cristalina de un niño”.
La historia que os voy a contar, habla de un sueño que cobró realidad. Tuvo su génesis en la mente de un adulto con alma y sueño de niña, y como todo sueño hermoso, hizo feliz a todos los que participaron en él.
Los tiempos cambian, los protagonistas también, pero los sueños prevalecen.
Querida Carmen, mil gracias por tu rápida respuesta cuando te pedí unas palabras dirigidas a las amigas de Gisela que nos visitan en esta página, en la que estamos poniendo mucha ilusión.
Espero que te guste el montaje que he hecho con tu fotografia y las imagenes de Gisela, Lilli y Guni, revoloteando por tu imaginación. Lo hemos realizado con inmenso cariño hacia ti.
Besos mil y muchas gracias.
Consuelo Yubero
Gisela es una muñeca
Distinta de las demás
Gisela cierra los ojos y dice papá y mamá
Así cantaban las niñas verdaderas «fans» de Gisela durante los recreos de clase o en sus paseos acompañadas de su muñeca
Cómo nace Gisela.
Corría el año 1943, Desde Puerto de la Selva localidad Gerundense, Carmen Cervera Giralt una joven exquisita y elegante de 22 años, tiene que viajar a Madrid para acompañar a su hermana en un feliz acontecimiento, el nacimiento de su hija,
Las dos hermanas estaban centradas en el bebé, pero por casualidad una mañana Carmen se encontraba en el despacho de su cuñado cuando un jovencito, del cual no recuerda su nombre) se presentó pidiendo trabajo y como suele ocurrir en la grandes iniciativas, un momento puntual es el que hace saltar la chispa, la referencia que presentaba el muchacho era de haber trabajado en un taller de muñecas. Sin dilación Carmen se acercó a él y le sometió a un fuerte interrogatorio, las respuestas del joven despertaron en ella el deseo de crear una muñeca y muy convencida pensó “con los conocimiento de este joven y mi determinación voy a conseguir mi propósito».
Ante todo no quería fallar y para ello hizo lo que hoy se conoce como estudio de mercado sobre la muñeca en Madrid, visitó colegios para conocer los gustos de la niñas, contactó con artesanos escultores, sombrereros zapateros, diseñadores de ropa infantil
Todo estaba bien estudiado, demostrando que la idea podía triunfar fue como consiguió el apoyo de su cuñado Julio Torrecasana , reputado arquitecto, que supo valorar todo el potencial de Carmen aportando todo el capital y las instalaciones necesarias..
Carmen no quería que se gestara
la carita de su muñeca sin su tutela por lo que hizo que se trasladara a su casa un escultor al que le dio unas pautas muy concretas
Quería una muñeca muy guapa sonriente y gordita, coincidiendo con el ideal estético de las niñas de la época.
Un nombre internacional
En los años 40, tanto los nombres de las niñas como los de las muñecas solían ser muy españoles, pero ella quería para su muñeca un nombre internacinal, atractivo y pegadizo.
Un día estando en Navacerrada, junto a su familia y amigos se encontraba una niña alemana que atrajo su atención por ser muy guapa ademas esquiaba muy bien su nombre era Gisela y en ella se inspiró para dar el nombre a su recién nacida muñeca.
Un padrino para Gisela.
Carmen quería que su muñeca entrara por la puerta grande, por lo que se dirigió al despacho de Pepin Fernández, fundador y dueño de Galeriías Preciados y le expuso con entusiasmo su proyecto, la idea era recabar su apoyo, para que se involucrara y dedicara un espacio prioritario a su muñeca en los escaparates y estanterías.
El empresario vio en ella una sagaz empresaria y tras consultar a sus secretarias, cosa habitual en el, ya que siempre hacia participe de sus iniciativas a sus trabajadores mas cercanos, con una sonrisa aprobó la idea.
Tan seguro estaba del proyecto que accedió a ser el padrino de Gisela.
Y Galerías Preciados siempre dedicó un espacio prioritario a la muñeca de Carmen Cervera.
La casa de Gisela, era un chalet situado en la calle Balbina Valverde nº 19 de Madrid, con la denominación de INDUSTRIAS PRISMA
Las primeras operarias fueron niñas de catorce años procedentes de un colegio de huérfanas que buscaban empleo. Así lo contaba Gisela en una entrevista ficticia que la hicieron por la radio en la que decía” mis primeras amigas fueron seis niñas procedentes de un colegio de huérfanas que vivían con monjitas .
Carmen recuerda con mucho afecto y ternura a estas niñas que pronto serian mas de treinta
Trabajaban con mucho entusiasmo dirigidas por Carmen y Angelita Acosta que coordinaba la labor de los artesanos y la de las niñas.
Los artesanos fabricaban las cabezas,el proceso consistia en rellenar un molde de un pasta densa semejante a la porcelana, antes de que ésta pasta se secase se hacian los orificios para los ojos y se marcaba en inciso en la parte posterior del cuello su nombre Gisela después cuando secaba se vaciaban las orbitas se lijaba y se pulia
En éste punto es donde las jóvenes colaboradoras, que diligentes trabajaban mientras escuchaban la radio, canturreaban ó charlaban animadamente.
Después de pulida y dado su color bronceado, la pintaban las cejas, que parecen inspiradas en la mismísima Marlene Dietrch. Le aplicaban su colorete, le implantaban sus dientes, una peculiaridad que se da en Gisela es que unos modelos tiene tres dientes y en otos cuatro, lo cual no marca época ya que se los combinaban en las mismas partidas de forma aleatoria,
Hay que destacar que los primeros modelos tienen una tonalidad muy morenita y no van marcadas.
Pronto el rostro de Gisela tomó una tonalidad mas anaranjada, y en la nuca lleva marcado en inciso su nombre
El cuerpo se realizó en cartón piedra por artesanos de pequeños talleres familiares, al llegar a la fábrica se les daba el acabado se pintaba al duco y se les implantaba el sistema cilíndrico de voz por tal razón decía la canción que Gisela cierra los ojos y dice papa y mama.
Los ojos de cristal de color azul y color miel, con pestañas y sistema durmiente de plomada, eran traídos de Barcelona.
Las pelucas de Gisela son de mohair y de cabello natural, con el peinado siguiendo la moda de los años cuarenta de rizos y el bucle en el flequillo, en ocasiones como es muy coqueta, según el modelo de ropa que lleva cambia el estilismo del peinado, a veces melena otras en trenzas. pelo corto…
Gisela con cabello natural
Giselas con cabello de mohair.
Gisela primera época cabello natural ojo de cristal color miel, no va marcada en la nuca
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Gisela de primera época no va marcada- cabello natural -ojo de cristal – color miel
Gisela segunda época- cabello natural -marcada en la nuca- ojo de cristal color azul
Gisela de cabello de mohair ojo de cristal color azul
Verificado todo cuidadosamente por la propia Carmen,
Ya terminado el proceso de construcción de la muñeca, era metida en una alegre caja con referencia, en cuya tapa con alegres letras bien grandes se leía:
“GISELA”.
Durante todo el proceso, Carmen de manera meticulosa supervisaba personalmente cada uno de los pasos. Luego de terminadas, revisaba minuciosamente cada una de ellas antes de dar su visto bueno para que salieran a las tiendas de todo España. Es lo que hoy en día pudiéramos llamar un excelente “control de calidad”.
“No hay imperio que valga el que por él se rompa la muñeca de una niña” – Fernando Pessoa.
Parece que esta máxima hubiera servido de paradigma y ejemplo a Carmen, en lo que a la construcción y producción de sus muñecas se refiere. Tal era el cuidado, tal la ternura y el detalle con que se prodigaba en cada una de sus “niñas”. Tanto es así, que del diseño de sus ropitas se encargaba ella personalmente y de su confección, muchas madres de familia en todo Madrid.
Los viernes eran días de cita memorables: se recibían los patrones y telas y entregaban a su vez los trajecitos ya confeccionados, que traían perfectamente terminados y primorosamente planchados.
Al evocar esos días, una sonrisa nostálgica se refleja en el rostro de Carmen, al recordar aquellas mujeres, jóvenes llenas de gracia y casticismo, que dirigiéndose a ella, decían:
“Señorita, ¡que gracia tiene ese vestido, que ocurrencias mas originales tiene Usted, tengo que hacele uno igualito para mi niña!
Mientras otra reclamaba: ¡deme más costura, que tengo en mente comprarme un mantón de Manila para la feria de San Isidro!.
O bien: ¡anda que tiene Usted mucha gracia e imaginación para hacer los figurines, pero no me diga Usted la maña que yo me doy para la costura y lo rematadito que me ha quedado este abriguito, no le falta un detalle, ya quisieran muchas niñas del barrio de Salamanca llevar este abriguito con este paño y tan forradito!.
Eran diálogos cordiales e inocentes, llenos de gracia, candor y respeto. Gisela fue creciendo en gracia y galanura y un buen día, Carmen quería adornar su cabecita con un bonito sombrero a juego con su vestido. La respuesta no se hizo esperar:
!Señorita Carmen, tengo una amiga que es sombrerera y tiene unas manos como de ángel. Trabaja para las señoras del barrio de Salamanca y hace sombreros para las niñas en todas las formas: fieltro, paja fina, organdí con encañonados o de ganchillo, por que a ella no se le pone nada por delante!.
Así de esta manera, poquito a poco, casi todo Madrid empezó a tener que ver con su muñeca Gisela, ya que sus sombreros, zapatos y calcetines los fabricaban en pequeños talleres familiares repartidos por toda la ciudad.
Gisela pues, fue el fruto del trabajo colectivo, mancomunado, tierno y laborioso de múltiples hogares Madrileños, que le imprimieron ese carisma y casticismo que hicieron de ella una muñeca única y diferente de cuantas se fabricaban en su tiempo.
Pero cuando la calidad del trabajo lo demandaba, caso de los baúles, eran encargados a las mas prestigiosas casas maleteras de Madrid. Chapados en madera, forrados en lona en su parte exterior y papel en su interior, de cantoneras metálicas, para que las niñas pudieran jugar tranquilamente sin temor a lastimarse. Tenían también dos cajoncitos con tiradores de piel, donde las pequeñas podían guardar los múltiples accesorios de su muñeca: calzadores, bolsos, patines, zapatitos, misales, velos, raquetas de tenis, guantes, paraguas, en fin, tantas cosas bonitas y divertidas que completaban ese mundo de ensueño de Gisela.
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Y no solo Madrid tuvo que ver con Gisela, desde la Ciudad Condal se elaboraron amorosamente algunos de estos accesorios, las gafas con sus fundas, los peines y peinetas de carey, los calzadores, los álbumes de fotos, con los que Gisela, toda refinada y elegante, salía dispuesta a encontrar amiguitas de juegos, siempre desde los mejores escaparates de las ciudades españolas, donde las chicas pegaban sus naricitas, suspirando ansiosas por tenerla y acunarla.
Desde siempre, Gisela fue aceptada por las madres y las niñas como su nueva amiga, pero mas adelante, Gisela traspondría las fronteras patrias para hacerse amiga de las niñas de Portugal, Suecia, Estados Unidos y Cuba.
Gisela fue, sin duda, un símbolo de ilusión y esperanza en una de las épocas mas duras e ingratas de la historia de España. Además fue el modelo en el que otros fabricantes se fijaron para crear otras muñecas. En definitiva, Gisela dejó huella imborrable en las mentes de españoles y españolas que a finales de los cincuenta, habían superado la empinada y difícil cuesta de los años de la postguerra.
Pero la mente creativa de Carmen Cervera no paraba de ingeniar nuevos artilugios que permitieran a Gisela salir de los escaparates de las tiendas a las habitaciones de las niñas de España y el mundo. Fue así como ideó la participación de su muñeca en actos benéficos, algo hasta entonces absolutamente novedoso, y de esta manera relacionó a Gisela con lo mas granado de la sociedad española, por medio de fiestas, que fueron sonados acontecimientos sociales.
En los hermosos jardines del palacio de la Bolsa Madrileña, las niñas de la alta sociedad, desfilaban con sus impecables vestidos de organdí, seda y raso, adornadas con grandes lazadas en sus cinturas, llevando orgullosas en sus brazos a su querida Gisela.
Entre ellas, se encontraban Carmen, Mariola Martínez Bordiú y sus primas, que por entonces solo contaban con dos o tres añitos, y cual modelos de pasarela, causaban muy grata impresión entre los asistentes. Todo esto producía gran complacencia a las niñas, manifestado por sus tiernas, alegres y espontáneas sonrisas, rememora Carmen.
Todos estos desfiles se realizaban con carácter benéfico, unas veces a favor de los niños huérfanos, otra a favor de los ancianos. En fin, Gisela y sus amigas dieron muestras claras de gran solidaridad y colaboraron gustosas en la realización de estos nobles eventos.
Todo esto contribuyó al progreso constante del fenómeno Gisela y cada vez fue mas querida, conocida y apetecida por las niñas, y no solo ellas,
sus madres también sintieron la tierna llamada de los años de la infancia y el reclamo de la encantadora muñeca. Y eran ellas, en resumidas cuentas, las que en última instancia se encargaban de comprarla, cosa nada fácil, dado lo elevado de su precio: las primeras que salieron al mercado costaron 107 ptas., y acordaos que un obrero de ese tiempo no alcanzaba las 150 ptas. Mensuales.
No solo la muñeca tenia un precio elevado, todos sus complementos, ropa interior, zapatos y demás accesorios, costaban lo mismo que los que una niña bien lucía en sus mejores galas.
Nunca estuvo ajena nuestra Gisela al caprichoso vaivén de la moda con el cambio de estaciones: En los más crudos inviernos, lucía un esplendoroso y cuidado vestuario, acompañado de los mejores abrigos en pieles de zorro, conejo y visón.
Como buena montañista, subía a las estaciones invernales, primorosamente ataviada como la más profesional de las esquiadoras. En verano, practicaba sus deportes favoritos, patinar, jugar al tenis, en fin, siempre alegre y juvenil como paradigma y ejemplo de las niñas de su época.
Todo en ella revelaba el cuidado con que Carmen mimaba a su querida muñeca. Nada faltó, todo era meticulosamente preparado: que sus botas negras y sus zapatos de piel, que sus collares de cristal, sus delantales para la costura bordados a mano, que sus impermeables o sus botas katiuskas, sin faltar naturalmente su cuidada ropa interior o sus guantes de lana.
Se llenó de sentimiento patriótico y representó a todas las provincias Españolas, vistiendo orgullosa sus flamantes trajes regionales, llena de humana solidaridad, se vistió su uniforme de enfermera de la Cruz Roja,
y como niña aplicada que era se vistió su uniforme del colegio de las Irlandesas. Ya muy cansada, después de tanto trajín, se iba a la cama con su pijama de rayón, no sin antes rezar sus oraciones.
No fue ajena a nuestras fiestas y tradiciones. En el año de 1.948 Gisela tuvo el honor de ser “fallera mayor” en Valencia, donde Carmen recibió el cariño de todos sus habitantes. Carmen recuerda aquellos días como un sueño hecho realidad en su muñeca.
La personalidad avasallante de Gisela penetró en actividades y negocios que poco o nada tenían que ver con las muñecas, algunos de ellos acudían a Carmen para que adornara con Gisela y sus amigas sus tiendas y escaparates, tal fue el caso de la agencia de viajes Meliá en toda España, donde prepararon una escena de la verbena de la Paloma, en la que Gisela se marcaba un chotis. O bien, Gisela preparando diligente la salida para vacaciones.
Fue tal la originalidad y belleza de los montajes y el carisma que reflejaba la muñeca, que estos escaparates resultaron premiados. Fueron igualmente premiados escaparates de Valladolid con una escena de un baile de disfraces, Mallorca, con una habitación de estilo Mallorquín, habitada por Gisela y sus amigas, así como en Granada, Zaragoza y toda España.
Ya por esos días el fenómeno Gisela estaba completamente consolidado en toda España y la muñeca gozaba del beneplácito de todas las madres y de las preferencias de todas las niñas del país, por lo que Carmen, siempre visionaria y creativa, consideró el momento de salir de nuestras fronteras y presentar a su Gisela a la niñez internacional.
Y así fue, nuestra protagonista asistió a las ferias de muestras de la Habana, Estocolmo, Nueva York, Portugal y Panamá, lugares donde se empezaron a abrir tiendas con total y rotundo éxito, destacando en especial las ferias de Estocolmo y Portugal. En Nueva York la presentación se realizó en el Hotel Warlof Astoria en el año de 1.952 y continuó su viaje por Dallas, Washington y Canadá.
Pero volvamos a España, Gisela había penetrado de tal manera en el corazón de las niñas y en general en la mentalidad de la sociedad, que no era extraño, que hasta los muchachos, para captar la atención de las jovencitas, al pasar por su lado, les decían: “pareces una Gisela”. Con esta tierna frase le estaba lanzando un piropo de categoría, piropo que la niña recogía con comedimiento exterior, como mandaban las estrictas normas morales de la época, pero con gran alborozo interno. Este tipo de piropos resultó de lo más castizo y en la más pura tradición Española.
La inquieta mente de Carmen Cervera no se daba reposo, a los desfiles y actos benéficos se sucedieron otras actividades en las que participaban Gisela y sus amigas. En el teatro Fontalba de la calle Alcalá, los Domingos por la tarde se representaban obras infantiles en las que intervenía nuestra simpática muñeca, y con el boleto de entrada se rifaba una muñeca, por lo que durante toda la representación, las niñas vibraban de expectación esperando ansiosas el momento de la caiga del telón, con la esperanza de que el número premiado coincidiera con el de su boleto de entrada.
Pero de todas estas actividades, la mas renombrada en torno a Gisela, sucedía el Domingo siguiente al día de Reyes: las niñas para esa fecha, acudían muy arregladas y peripuestas al Teatro Fontalba, protegidas contra el frío invernal con hermosos y cálidos abriguitos, sombreros en sus cabecitas, y en sus brazos, orgullosas acunaban su Gisela.
Era una fecha muy especial, día de regalo de Reyes, por lo que cada una de las niñas presentes recibía algún obsequio de manos de su querida muñeca. Al finalizar, que no podía ser de otro modo, todas las niñas al unísono, coreaban la canción de Gisela, mientras levantaban en alto sus muñecas. Todavía hoy recordamos con nostalgia la ternura y candor de aquellos lindos versos:
CANCION DE GISELA
Narrador:
Había una niña
Más bonita que un lucero,
Con un corazón tan grande
Que no cabía en su pecho.
Todo el mundo la mimaba
Por su bondad y talento
Y juguetes repartía
Con todos los niños buenos.
Por eso, cuando dormía,
Los angelitos del cielo
Alrededor de su cama
Velaban sus dulces sueños.
Niña:
¿Qué soñaba la niña?
Narrador:
Déjame acabar el cuento.
Soñaba con la muñeca,
Que es de todos conocida.
Niña:
¿Con Gisela?
Narrador:
Con Gisela,
El regalo más selecto,
El encanto de las niñas,
La alegría de los viejos.
Canción:
Gisela es una muñeca,
Distinta de las demás,
Gisela cierra los ojos
Y dice papá y mamá.
Gisela es la bomba hoy día
Su vestuario es ideal.
Gisela viene del cielo
Y es una preciosidad.
Y al ver a Gisela que vale un tesoro
Ya todas las niñas repiten en coro:
Que me van a regalar,
Matarile, rile, rile.
Que me van a regalar,
Matarile, rile, ra,
Una muñeca Gisela,
Una muñeca Gisela,
Que es una preciosidad
DISCO CON LA CANCIÓN DE LA MUÑECA GISELA
http://www.fonotecaderadio.com/html/gisela.html
NODO DE LA FABRICACIÓN DE LA MUÑECA GISELA
http://www.rtve.es/filmoteca/nodo/not-314/1469429
Que divertida y cálida resultaba aquella fría tarde de invierno. Con cuanta ilusión esperaban las niñas de Madrid esos momentos, fugaces y preciosos, para dar rienda suelta a sus sueños infantiles.
¡QUE GRATOS RECUERDOS!
Pero eran muchos y muy diversos los motivos que encontraban los niños para reunirse. Uno de ellos, el fin de curso, era ocasión de fiesta y reunión en los teatros, allí nuevamente aprovechaban las niñas para homenajear y mostrar orgullosas sus vestidos de organdí o de batista suiza, todas bien peinadas y llenas de adornos, sin que faltaran los lazos en el pelo. Al finalizar la representación, las niñas al unísono gritaban: ¡Gisela! Mientras alzaban orgullosas en alto sus muñecas.
No es de extrañar, por tanto, que ante tanta exhibición de coquetería, entre esta y otras muñecas de España, se manifestaran envidias, rivalidades y preferencias. Hubo en muchos hogares Españoles hermanas que defendían con vehemencia a muñecas distintas y si, algunas protegían orgullosas a Gisela y sus hermanitos Guny y Lily, otras se declaraban partidarias irrestrictas de Mariquita Pérez y Juanín, por ejemplo.
En los recreos del cole, en parque y jardines se llegaban a organizar verdaderas tertulias en las que las chiquillas opinaban sobre las cualidades de cada una de sus muñecas. Hoy se recuerda con cierta nostalgia y simpatía el pique que existía entre las niñas de estos bandos. En cualquier caso estas muñecas, y Gisela la primera, dejaron un hueco imperecedero en el corazón de las niñas que aún y a pesar de los años transcurridos, permanece vivo en la memoria de cada una de ellas.
Ante la extraordinaria aceptación de todos los actos en los que su creadora hizo aparecer a Gisela y haciendo una vez más gala de su inmensa capacidad creativa, Carmen decide editar una revista con el nombre de “Gisela la revista de las niñas, ilustrada por Araceli Casajus, en ella acerca más aún el entorno de su muñeca al ávido publico infantil femenino.
Por estos años, el correo era la forma más común de comunicación, vehículo que Carmen, tomo de inmediato para su empresa, como manera de participación más ágil y sobre todo, mas personal y confidencial entre Gisela y las niñas Madrileñas.
Ella quería que Gisela fuera partícipe de las confidencias, aventuras y vivencias de las niñas de España. Esta audaz empresaria volvió a adelantarse a su tiempo, creando lo que más tarde seria llamado “club de fans”. De esta manera, las propietarias y amigas de su muñeca podían contactar con ella, gracias a una sección, desde la que la propia muñeca contestaba cada una de las inquietudes de sus admiradoras.
Desde esa misma página, Gisela felicitaba por pascuas a las niñas y les deseaba una feliz Epifanía de esta tierna manera: Gisela estaría en vuestros hogares, siempre risueña, alegre y bonita, haciendo compañía a todas las niñas, para que se enorgullezcan de tener por compañera a Gisela, “el encanto de las niñas, la alegría de los viejos”. Esta acertada operación de marketing, era rematada con los siguientes versos:
Pues Señor, era una niña
Más bonita que un lucero;
Sus juguetes repartía
Con todos los niños buenos…..
Las niñas enviaban a Gisela dibujos, preguntas, sugerencias, cuentos y acertijos, todos llenos de esa ternura y encanto que la inocencia imprime. De estos comunicados, uno de ellos quedó grabado en su recuerdo de manera imborrable: “recibimos una carta de una niña ciega, en la que nos pedía que fuésemos a su Colegio, para que ella y sus compañeritas pudieran conocer a Gisela palpando su carita.
De todos los momentos amables y gratos en la historia de Gisela, este sería el recuerdo que mayor carga emotiva traería a Carmen, ver la avidez de esas manitas, palpando curiosas y tiernas para “conocer” aquella linda muñeca de quién tanto habían oído hablar en la radio.
En estas cuitas andaba nuestra empresaria, y consciente como era, que eran los padres los que decidían y eran responsables de comprar a sus niñas la muñeca, decidió de manera inteligente, que allí donde hubiera un acontecimiento de carácter social relevante, allí debería estar presente su muñeca.
Por eso cuando llegó la temporada de la ópera, allí estaba Gisela vestida y lista para tal evento, y en mitad del espectáculo, entre complacidos y asombrados, los asistentes escuchaban los reclamos publicitarios de Gisela.
En 1.945, el teatro Albeniz de Madrid compartía protagonismo con los mas afamados actores y actrices del momento y era el centro social por excelencia de la sociedad Madrileña. Allí también, en los descansos e intermedios se escuchaba la canción de Gisela. En definitiva, Gisela se metió de un todo y por todo en la vida social Española de la época, fue un fenómeno comercial y social que la hizo ser querida, aceptada y conocida en todos los rincones de nuestro territorio.
Eran años donde la radio jugaba un papel muy importante en la vida nacional. Los sueños infantiles se llenaron de estrellas que llenaron de ilusión las lluviosas tardes de Otoño.
A todo ello estaba atenta la genial vena empresarial de Carmen Cervera, quién encontró en la radio el camino expedito para el rotundo y total éxito de Gisela, y con una hábil estratagema supo ganarse el favor y cariño de todas las niñas Españolas.
Y fue a través de las ondas radiales como nuestra Gisela se dirigía a las niñas, como si de una de ellas se tratara. En su programa “Gisela y su hada madrina”, fue escuchada en todos los hogares Madrileños a través de radio Madrid y radio España.
La chiquillería expectante se reunía se reunía ansiosa alrededor de los receptores de radio para escuchar llenos de fascinación los programas que se emitían todos los Jueves a las 21:00 horas. En ellos, nuestra Gisela junto a su hada madrina, contestaba a las preguntas que le hacían las niñas, cantaba canciones y al finalizar, las niñas que participaban en el programa, recibían un obsequio, que consistía en complementos para el vestuario de la muñeca.
En aquel tiempo, por Reyes, la costumbre imponía que los niños recibieran un solo regalo aquella noche de ilusión infantil. Era pues la ocasión esperada por muchas de ellas para soñar con tener entre sus brazos a la linda muñequilla. Sin embargo, Gisela en razón de alto precio, no estaba al alcance de todos los padres y no todas podían hacer realidad este tierno sueño.
Hoy, ya mujeres hechas y derechas, dicen algunas no sin cierta nostalgia, como por esos días, no comprendían que a pesar de su buen comportamiento y de los ingentes esfuerzos para obtener las mejores calificaciones en el colegio, los Reyes eran sordos a sus ruegos e ilusiones. Además sufrían una gran decepción al ver que otras niñas, que no se habían esforzado ni mucho menos lo que ellas, si que las recibían.
Con el paso de los años, algunas de esas niñas, hoy mujeres adultas, se han reencontrado con su muñeca, y han podido darse el lujo, que de niñas sus padres no pudieron darles, han comprado su querida Gisela.
Otra, delante de una exposición que actualmente recorre España, recuerda nostálgica: “Gisela fue mi primer pecado de envidia, no te tuve a pesar de los pesares y hoy me siento feliz de estar contigo después de tantos años”, o, “Te he visto otra vez, como cuando era niña, en tus escaparates, pero no he podido tenerte de nuevo”, es la reflexión de otra nostálgica admiradora.
Y es que a pesar de que las niñas se arremolinaban ansiosas al frente de sus escaparates, la gran mayoría de aquel tiempo se tenían que conformar con las famosas “peponas” o con las muñecas de trapo, que con inmenso amor eran elaboradas por Madres y Abuelas para la noche de Reyes.
Los Españoles seguían subiendo la difícil cuesta de los cincuenta, la economía Española iba recuperándose de forma paulatina. Los escaparates se veían más y mejor surtidos y el carácter de los Españoles retomaban su habitual jovialidad y alegría. El resurgimiento de la economía después de la guerra civil, permitiría el levantamiento paulatino del estricto racionamiento al que se habían visto sometidos.
Se veían venir mejores días, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la readmisión de España en el conjunto de las Naciones. Vinieron los trenes Talgo, la Vespa, el coche huevo. Juan Ramón Jiménez recibiría el premio Nobel de Literatura y aparecerían los primeros Seat 600.
Ante este resurgir económico del pueblo Español y viendo Carmen que el negocio de su Gisela marchaba mejor que nunca, y con ese espíritu emprendedor característico, decidió que ese año, 1.951, sería el año ideal para el nacimiento de un hermanito de Gisela.
Aprovechando para ello del éxito obtenido por su revista y por los programas de radio, lanzó la noticia del magno acontecimiento, y a su paso pidió a las niñas que colaboraran en la búsqueda del nombre.
La respuesta de las niñas no se hizo esperar: a la redacción de la revista llegaron miles de cartas con los nombres propuestos por las niñas. De la multitud de nombres, sería elegido el de Guni y la niña que lo propuso fue premiada con una muñeca y la no despreciable suma de 1.000 ptas.
Guni el hermano de Gidela y Lilí
El genio creador y empresarial de Carmen estuvo nuevamente acertado. Guni fue recibido con buenos ojos y grata aceptación por las niñas de la época. Se fabricó de los mismos materiales que su hermana y con un parecido extraordinario en sus rasgos, lo que le delataba rápidamente como el hermano menor de Gisela.
Sus ojos de cristal, y su pelo de mohair para la peluca de pelo natural y cabello humano para la de pelo liso, representaba a un niño de unos 8 meses, sanote y muy alegre, ¡ todo un primor!.
Fue muy solicitado en las misivas de los niños para los Reyes magos. A pesar de todo, era muy difícil, como en efecto lo fue, que tuviera el mismo éxito que su hermana, por lo que desde el punto de vista del coleccionismo, es una pieza difícil de encontrar.
La moda seguía evolucionando y Gisela hubo de acomodarse a ella. A mediados de los cincuenta, los conceptos estéticos que se imponían, pedían siluetas mas esbeltas, por lo que Gisela sufrió algunas modificaciones, se estilizó su figura, su mirada pasó a ser de acrílico, modificaciones estas que fueron sin duda del agrado de sus seguidoras.
Lilí
Entre los Españoles de esta década, el cine estaba despertando una creciente popularidad, y una de las películas de l momento y de mayor éxito fue “Lily”, protagonizada por la bella actriz Leslie Carol.
Este filme proyectado en 1.952, sirvió de fuente de inspiración a Carmen Cervera para su nueva creación, que semejante a la actriz, sería guapa y delgada y recibiría como ella el nombre de Lily. Gisela sería la encargada de presentarla en su revista a sus amigas, contándoles como se le había ocurrido a su “Madre” el nombre de su hermanita, viendo la película.
Lily se fabricaría con los mismos materiales que sus hermanos y como ellos, llevaría igualmente grabado su nombre en inciso en la parte posterior del cuello. Resultó ser una muñeca de expresión muy dulce, querida y deseada por las niñas, llegando a multitud de hogares tan guapa y esbelta, su cintura iba articulada y le permitía cierta movilidad.
Triunfó estrepitosamente en la feria de muestras de Barcelona, donde para su presentación se eligió una escena en la que Lily, vestida de camarera, llega del pueblo y se dirige a conversar con el guiñol. Niñas y mayores asistieron entusiasmadas y disfrutaron de lo lindo con este evento.
Lily llegó a ser un acierto empresarial, uno mas en la larga lista de aciertos de Carmen Cervera, ya por haber representado a una actriz de éxito o por el meticuloso cuidado que se tuvo en su creación. Y no es para menos, es que Lily, con sus variadas pelucas de pelo natural y sus vaporosos y variados vestidos, supo ganarse el favor y cariño de las pequeñas, para las que fue creada y supuso para ellas una gran ilusión.
Y Gisela, nuestra querida muñeca protagonista y sus hermanos compartieron escenarios y popularidad con los grandes del cine, gracias al genio creativo y empresarial de Carmen Cervera.
Y el tiempo continuaba su paso inexorable. Y con él, cambios importantes en conceptos, técnicas y materiales.
Después de más de quince años de éxito rotundo en los mercados y preferencias infantiles, de ser mecida y acunada por miles de niñas en el mundo, de sembrar sonrisas e ilusiones por doquier, llegó ese 17 de Enero de 1.961, fecha de aciago recuerdo para Carmen Cervera y su inseparable encargada, Angelita Acosta.
Gisela, Guni y Lily no pudieron soportar la desleal competencia que representaba el plástico, el poliestireno, el polietileno y el polivinilo y sus cadenas de montaje industrial.
Fue un duro y certero golpe a la mimada técnica artesanal con que se fabricaban a Gisela y sus hermanos. Y no solo eso, los conceptos estéticos y de moda sufrieron importantes cambios y transformaciones, tanto las Mamás como las niñas, empezaron a inclinarse por esta nueva generación de muñequillas de finos acabados casi indestructibles, a quienes podían peinar, lavar y bañar sin temor a deteriorarlas o romperlas.
Carmen no quiso incorporar estas nuevas tecnologías a sus muñecas, por chocar con los conceptos estéticos y éticos que siempre practicó, prefirió que todas las niñas del mundo recordaran a Gisela, Guni y Lily tal y como ella las había creado, llenas de ese tierno calor humano que en todo el proceso de fabricación estaba presente y hacía de sus muñequitas, como un ser vivo, lleno de amor, fantasía e ilusión.
¡Y colorín colorado, la historia de Gisela ha terminado!