San Sebastián 1938- 1939
Trascurría el verano de 1938, Leonor Coello de Portugal, hija del conde Coello de Portugal, que residía en San Sebastián durante la Guerra Civil Española, paseaba por la playa de la Concha con su pequeña de dos años Leonorcita que muy contenta llevaba una muñeca alemana, era el premio conseguido por su madre en una rifa, para la que la propia Leonor había confeccionado un vestido idéntico al de su hija.
Aquellas dos niñas, la de carne y hueso y la de porcelana suscitaban mucho interés y sorpresa entre bañistas y transeúntes. El éxito era tal, que en sus recorridos por la citada playa, la gente se paraba para ver a aquella niña rubia con ojos azules que portaba en sus bracitos una muñeca con idéntico vestido.
Leonor con sus 34 años y su enorme capacidad creativa, diseñaba, cortaba y cosía graciosos vestidos para su hija y para la muñeca.
No imaginaba que esa muñeca que llegó a sus manos procedente de Alemania iba a ser el embrión del negocio de su vida. Leonor que revelaba una enorme visión comercial, pensó enseguida convertir a su hija en el modelo que prestase su imagen a una muñeca nueva, distinta, especial, «la muñeca que viste como una niña».
A pesar de la idea, la falta de capital le impedía poner en marcha el negocio, por lo que consultó entre sus amistades más cercanas para que le ayudasen a sufragar el proyecto. Hasta que finalmente encontró a su socia capitalista en su antigua compañera de colegio, Mª del Pilar Luca de Tena. En plena contienda bélica los dueños de Abc, mantenïan una posición económica desahogada.
El negocio ya estaba en marcha, dos millones para empezar, aportados por Maria Pilar y por la madre del después novelista Torcuato Luca de Tena. No obstante quedaba todo por hacer, buscar el nombre inventar una historia y lo que es mas importante, crear la muñeca en sí.
Leonor quería un nombre muy español y para ello pensó en consultar a los amigos y compañeros de tertulia de su marido Manuel de Góngora, escritor y redactor jefe de Blanco y Negro, entre los que se encontraban intelectuales de la talla de Jacinto Guerrero, músico y autor de zarzuelas; Luis Escobar, director teatral; Felipe Sassone, novelista y diplomático; Jacinto Benavente, premio novel de literatura Eugenio d’Ors, filósofo y académico de la lengua y Víctor de la Serna, escritor, que escuchaban atónitos la petición de Leonor. «Un nombre para su muñeca» y no daban crédito a sus oídos, tantos años de estudio y erudición para encontrarse delante de sus cuartillas garabateando nombres y apellidos para una muñeca, y al fin encontraron lo que Leonor perseguía, un nombre y apellido común, y muy español, Mariquita Pérez.
CAMINO A ONIL 1939
para iniciar su empresa y con un nombre para su muñeca.
a mano en cartón piedra a base de una mezcla de escayola, polvos de talco y pegamento, composición denominada gacha por los artesanos levantinos, una vez seca se afinaba con una lija para darle las curvas.
El cuerpo formado por cinco piezas una vez seco se unía a la cabeza mediante gomas elásticas, después se pintaba al duco, y se le colocaban los ojos fijos de cristal color miel ó azul, la peluca de cabello natural de melenita corta las pestañas superiores decoradas, las cejas de un solo trazo la boca cerrada y colorete en sus mejillas. Su altura era de 46 cm, representaba a una niña de siete años sana y hermosa.
ccionadas en noviembre se vendieron todas en diciembre a un precio de 85 pesetas, así reflejan los catálogos en 1940. La muñeca era un producto de lujo accesible solamente a las clases pudientes, sirva como dato indicativo que el salario medio mensual no alcanzaba las 150 pesetas, por entonces los españoles atravesaban malos momentos y penuria económica.
PRESENTACIÓN EN SOCIEDAD.
La fiesta de inauguración de la primera tienda Mariquita Pérez donde se presentó a la muñeca en sociedad, el 11 de noviembre de 1940 en la Avenida del Generalísimo, actual Paseo de la Castellana número 12, fue todo un acontecimiento social en el Madrid de la posguerra.
Se presentó con un vestido llamado mi delantal, confeccionado en tela de vichí a rayas rojas y blancas, unos lazos en el pelo de la misma tela y zapatillas de esparto a juego.
Bien ataviadas y lujosamente empacadas en las cajas de cartón decoradas con las emblemáticas rayas rojas y blancas, elaboradas por Ricardo Gamarra en la fabrica La Competidora de Madrid.
LA MUÑECA QUE SE VISTE DE VERDAD
Mariquita con su eslogan «la muñeca que se viste de verdad» tuvo tal éxito que en tan solo mes y medio se vendieron las mil muñecas para deleite y sorpresa de las dos socias y más aún de Santiago Molina cuya apuesta creyó imposible por su elevado precio.