PUBLICIDAD MARIQUITA PEREZ
Pasa con nosotros que con la memoria de las cosas de la niñez, nos rejuvenecemos. Rodrigo Caro.
Mariquita Perez, abrió y cerró una generación, quizás una de las más dramáticas de la historia de España. Pero este momento de su existencia bastó para encender corazones apagados, disipar las cenizas de la pólvora quemada y encender el fuego de la esperanza.
Aquella tarde de Noviembre de 1.955, contrastaba con la dicha y felicidad reflejada en el rostro de la pequeña Carmencita, pues gruesos nubarrones de gris color se movían en el cielo Madrileño, amenazando aciago día para sus habitantes. Mas nada de esto parecía importarle a la niña que ilusionada y pletórica de alegría, caminaba de la mano de sus padres por la calle de serrano. Se dirigían a la tienda de Mariquita Perez, situada en esa misma calle, semiesquina con Conde de Aranda. Había empezado a llover, lo que hizo apurar el paso a la familia. Luisito, hermano menor de Carmencita, con travesura infantil corría para igualar el paso acelerado de los mayores. Nada de esto incomodaba a los padres de Carmencita, pues su entusiasmo parecía competir con el de la niña y la del pequeño Luis. Por fin llegaron al ansiado destino y el hado quiso premiar con justa recompensa la ilusión de la niña, pues aquel día la sorpresa fue mayúscula, una Mariquita deslumbrante, primorosa, guapísima y elegante aparece ante sus ojos que pestañean por la emoción. Un grupo de hermosas damas elegantemente vestidas y apuestos caballeros de finos sombreros de copas, formaban el marco de exposición de esta extraordinaria muñeca.
El escenario es la puerta del sol que tiene como fondo unas hermosa y monumental fuente, exquisitamente decorada. Los niños contemplan con singular alborozo, con sus naricitas pegadas a los cristales, el tranvía de mulas desplazándose a la estación del ferrocarril, abarrotado de viajeros con sus equipajes, al tiempo que el reloj de la torre de la Gobernación, marca las doce del medio día. Los niños pegados al escaparate, caían como en una especie de éxtasis, el tiempo para ellos se detenía y abandonaban el mundo de tres dimensiones para penetrar en el mundo mágico del espíritu, extasiándose de dicha y felicidad. Unicamente volvían a la tierra cuando sus padres les decían que era hora ya de retirarse.
Los escaparates de la tienda mariquita perez situados en Serrano Nº 8 , eran una exposición permanente y se convirtió en el reclamo perfecto para aumentar las ventas , albergando temas monográficos que variaban según la época del año.
Recreaban con artistica fidelidad numerosas escenas de las mas importantes películas,obras de teatro,lugar ávidamente frecuentado por chicos y grande, por lo natural, bien dispuesto y logrado de los montajes.
Iremos ampliando este apartado de escaparates.
PUBLICIDAD Y PROPAGANDA
Además de las tiernas historias de Mariquita, también, se idearon unos pequeños calendarios para acompañar al juguete. Con letras más grandes que las del cuento y, poesías muy fáciles para las niñas recién iniciadas en la lectura, la propia Leonor, redactó un poema para cada mes del año. Como muestra un botón:
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En Enero salgo al mundo,
solo con un delantal
pero el resto del año
¡la de trajes que me harán!
En julio, como iré al mar,
Un traje para bañarme,
y cuando salga del agua,
albornoz para secarme.
En octubre mi uniforme,
pues ya el curso comenzó
y es preciso que me instruya
y empiece mi educación.
En diciembre duermo y sueño que llegan los Reyes Magos
Todo el año he sido buena,
me traeran muchos regalos,
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En la portadilla de este calendario – que Mariquita llevaba colgado de un bracito – había un dibujo de la propia muñeca saliendo de su caja de cartón, también, como no, de rayas rojiblancas. Después, cada página se ornamentaba con una viñeta coloreada a la que acompañaban los pareados. El contenido de los versos ofrece el nivel de vida del que la muñeca gozaba. Como sus dueñas, bastante bien situadas, podía ir a la playa, disponer de un amplio vestuario para todo el año… Los calendarios, también, pretendían satisfacer la curiosidad de todas las edades de las niñas que pudieran recibir una Mariquita. Así, se presentaban con el siguiente lema: las niñas del mundo entero desde que dejan la cuna hasta que son mujeres visten en Mariquita Pérez.
Las niñas se asombraron al escuchar, por primera vez, en sus aparatos de radio, la canción de su muñeca preferida. Mariquita Pérez se asomaba en los receptores a la hora de máxima audiencia, justo a tiempo de que toda la familia se acomodara con la intención de disfrutar de un nuevo capítulo de los seriales de moda en los años 40, como: Ha desaparecido un collar, Matilde, Perico y Periquín y/o Mientras la ciudad duerme. Este medio de comunicación fue sabiamente utilizado por Leonor, no sólo para propagar la publicidad de la muñeca, sino para crear programas en los que las dueñas pudieran participar. Así, nacieron espacios que lograron una gran aceptación como aquel que ofrecía Radio Juventud de España, el cual propició en 1959, la grabación de un disco de Canciones y Aventuras de Mariquita Pérez, donde el maestro Bermejo compuso la música para el anuncio de los trajes de la muñeca. Las melodías más canturreadas por las pequeñas seguidoras del programa, donde se pinchaba el disco, eran: En Belén una estrella brilló, El calendario y Los trajes de Mariquita Pérez. Además de música, los oyentes podían deleitarse con las aventuras de Mariquita y el duende Metomentodo, con los locutores, Miguel de los Santos y Ángela poniendo las voces, y el maestro Guerrero aderezando, con la música, el diálogo.
Las ondas fueron, por consiguiente, un medio de publicidad idóneo para Mariquita Pérez. Anuncios en unas ocasiones y concursos en otras eran el pretexto perfecto para que la muñeca estuviera presente en todos los hogares españoles. En esos mismos espacios radiofónicos, se explicaron algunos detalles de la personalidad y existencia de Mariquita Pérez. Su creadora – en su afán de transmutarla en una niña casi de carne y hueso – decidió divulgar la biografía, también, por la radio. Muchas pequeñas, así, se enteraron de que Mariquita Pérez era hija de un militar andaluz, José Antonio Pérez de la Escalera, y de su esposa, una atractiva mujer de origen vasco llamada Marta Carvajal y Goicoechea. La muñeca fue educada, según estos relatos, en el colegio del Sagrado Corazón de Madrid – la escuela de Leonor y Pilar -, donde todo el mundo la apreciaba aunque, a veces, fuese un poco revoltosa.
A las chiquitinas les entusiasmaba hacer acopio de los datos biográficos de su muñeca. Además de comprar los relatos de Juan Cuentista y escuchar el programa por las tardes, todas se regocijaron al enterarse de otros detalles de Mariquita en una obra de teatro supervisada por la propia empresaria. Esta pieza dramática estuvo, incluso, a punto de estrenarse en el Teatro María Guerrero; sin embargo, el tesón puesto por el poeta y novelista, Agustín de Foxá, no obtuvo recompensa, ya que el nutrido reparto de la obra impidió su representación. Las actuaciones teatrales de Mariquita Pérez no sólo eran un novedoso vehículo de publicidad sino que, al tiempo, las niñas aprendían los primeros rudimentos del arte de la interpretación.
La inquietud empresarial de Leonor no cesaba. Los jueves por la tarde era el momento más esperado por las niñas y niños de la época: ese día no había colegio. Leonor aprovechó tal circunstancia para llevar a cabo una nueva iniciativa que bautizó como, Los jueves de Mariquita Pérez. La creadora imaginó que las tardes de ese día podrían valer para organizar concursos o alumbrar tertulias infantiles. El exuberante jardín de la tienda de Nuñez de Balboa se adecentó para servir de marco incomparable al desarrollo de estas actividades. Allí, se montaron merendolas y se seleccionaron premios para las niñas que se presentaran mejor vestidas; eso sí, con prendas idénticas a las de su Mariquita Pérez. Leonor hacía un llamamiento a la participación desde la radio. Las madres enviaban fotografías de sus pequeñas con un muñeco entre los brazos para concursar en los Jueves de Mariquita, donde se premiaba a la niña más vistosa y fiel a su pequeña amiga en el vestuario. El negocio salió redondo, ya que todas las niñas pedían un nuevo traje a sus madres para poder ganar el concurso de Mariquita Pérez. El certamen se revistió de toda la pompa que merecía, de tal manera que un jurado se encargó de adjudicar quién se hacía acreedora del premio de cada semana.
La competencia que ejercían el resto de las muñecas no hacía más que servir de nuevo acicate para esta contumaz emprendedora. Gisela, Cayetana y el resto de las muñecas empezaron a lucir, también, vestidos y complementos para ganarle terreno comercial a Mariquita. Leonor, entonces, ideó una nueva y original propuesta. Ésta consistió en ceder la marca, Mariquita Pérez S.A., para la publicidad de productos ajenos a la muñeca. Su creadora llegó a componer la mayoría de los mensajes publicitarios, tales como:
¿Por qué Mariquita Pérez
está siempre hecha un primor?
Porque usa sin duda alguna
Jabón Lux de tocador.
O aquel otro que decía:
¿Qué hace Mariquita Pérez
cuándo está en casa sola?
Se dirige a la nevera
y bebe una Coca-Cola?
Cuando Mariquita Perez
obsequia a su Mamita
le compra medias París
porque son las más bonitas
Cuando Mariquita Perez
Se encuentra muy resfriada.
Toma al momento geniol
Y en el acto está aliviada.
Como Mariquita Perez
Tiene un cuarto muy bonito,
Lo pinta muy a menudo
Con pinturas pajarito.
Hasta se promocionaban materiales de interés comercial para el gobierno:
Desde Madrid a la China,
desde la China al Japón,
las niñas del mundo entero
se visten con algodón.
No solo para el mercado nacional realizó Leonor anuncios comerciales, también lo hizo para países tan diferentes como Argentina y Reino Unido.
Porqué Mariquita Perez
Luce sin gastar millones….
Porque ella aprovecha en Harrod’s
Todas las liquidaciones.
Porqué Mariquita Perez
Llega siempre la primera,
Pues porque en Trust Joyero
Compró un reloj de pulsera.
Como Mariquita Perez
Tiene alma de “sibarita”
Ya le ha comprado a Tinelli
Un lote en Calamnchita
Mariquita Pérez se convirtió de esta peculiar forma en la compañía habitual de los viajeros que se trasladaban en atestados tranvías hacia su lugar de trabajo, se aliviaba su espera admirando los carteles comerciales de Mariquita Pérez.
Por aquel entonces, mediados de los años 50, se hicieron muy populares los desfiles a beneficio de asilos de ancianos, de hogares de niños huérfanos y de hospitales de heridos de guerra. El desparpajo de Leonor logró que hijos y nietos de famosos se prestasen a colaborar de forma gratuita, en pasarelas que se hacían en la embajada del Perú. Leonor recibía las felicitaciones de todo el mundo, no sólo por el comportamiento casi profesional de las niñas, que emulaban a las verdaderas modelos, sino por la calidad y el estilo de los trajes que portaban las pequeñas y sus Mariquitas. Las visitas de las nietas del General Franco – Mariola, Merry y Carmencita – a la tienda de Mariquita Pérez dieron la suficiente confianza a Leonor para convencer a las niñas de que se subieran a la pasarela para lucir el mismo conjunto que su muñeca. Además de la colaboración de los niños de la alta aristocracia española, también, acudían a tan altruista acontecimiento personalidades de la vida pública como el alcalde de Madrid. Todo el mundo se sorprendía de la capacidad de la empresaria, que estaba presente en todos los momentos del desfile. Salía de entre bastidores para presentar a las modelos con guiones escritos de su puño y letra. Tanto en invierno, a cubierto, como en verano, al aire libre, los desfiles quedaron institucionalizados como una actividad más de la vida social de Mariquita Pérez. Estos desfiles tuvieron su colofón cuando los vestidos de la muñeca pasearon por el mítico escenario de la moda internacional: el Watdorf Astoria de Nueva York. Reyes Lara, hija de un famoso fotógrafo de la época, también, fue modelo de Mariquita. Hay multitud de imágenes de esta pequeña pelirroja en la revista Fotos, o en el diario ABC, en las que se le podía apreciar en distintas poses, siempre abrazada a la muñeca.
Sin abandonar la pasarela como soporte publicitario, Leonor se aprovechó de las virtudes de la gran pantalla. El cine contribuyó, de manera decisiva, a ensalzar la imagen de la pequeña de cartón piedra. En los descansos de los cines, aprovechando el cambio de bobina, se proyectaba la imagen fija de la muñeca mientras sonaba indefectiblemente la canción de Mariquita Pérez. La chavalería, entonces, irrumpía en una mar de gritos y vítores. Algunos espectadores mayores, menos entusiastas, coreaban sus sones discretamente y, otros, se decantaban por acercarse a tomar un piscolabis en el ambigú.
El gran acierto promocional de Leonor, sin embargo, fue elegir a una idolatrada actriz de la época para vestir modelos de Mariquita Pérez: Marisol, una pequeña de 12 años, de rostro angelical que, a pesar de su corta edad, podía presumir de contar con una dilatada experiencia ante las cámaras. Marisol, por tanto, se encargó de exhibir los modelos de Mariquita en varias películas. La niña prodigio más emblemática de la España de los 50 y 60 revolucionaba a todo el mundo cuando acudía a probarse algún vestidito a la tienda de Nuñez de Balboa. Marisol bailaba sevillanas a las operarias, que palmoteaban y tarareaban sus canciones. Más de una vez tendría que poner orden Leonor: ya se sabe las niñas lo revuelven todo y Marisol no iba a ser una excepción. Esta actriz vistió como Mariquita Pérez en varias películas, entre ellas, Ha llegado un ángel, sin que la empresaria tuviera que pagar por tal publicidad. No obstante, no siempre fue así, ya que en el largometraje, Marisol rumbo a Río, Leonor se negó a prestar sus modelos aduciendo que la actriz desempeñaba el papel de una niña humilde y su vestuario no se correspondía con la imagen pretendida para el producto. En la revista “Mundo Juvenil, revista de los amigos de Marisol”, aparece la actriz en una de sus portadas luciendo juveniles vestidos, que rompieron un poco el esquema educativo ortodoxo de la época, en la revista, la graciosa Marisol contaba sus aventuras de niña adolescente para regocijo de sus amigas. El ímpetu de Leonor la llevó a maquinar, incluso, la producción de una película sobre la Pérez, aunque esa idea tan sólo quedó en agua de borrajas.
Las promociones de la muñeca, también, surgieron de otras mentes: como aquella que quiso comercializar a Mariquita Pérez en grandes superficies. La idea no llegó a cuajar, como tampoco lo hizo la propuesta del propietario de Galerías Preciados de colocar algunas muñecas en su gran almacén de Callao para evitar así los desplazamientos del público hacia las tiendas específicas de la marca. Galerías preciados, hoy absorbida por otra cadena comercial, fue también parte coyuntural en la historia de la muñeca Española, tuvo en exclusiva la venta de muchas muñecas, pero el público infantil, con sus padres a la cabeza, preferían ir a ver estas muñecas a los famosos escaparates de exhibición. Entre el material promocional de Mariquita proliferaron las postales. Se hicieron muy famosas aquellas en que aparecía junto a Juanín de torero y ella vestidita con traje de faralaes.
La exitosa Exposición Nacional de Juguetería que se celebró en 1952 destacó por el espacio ocupado por la muñeca. Esta feria supuso el punto culminante de esplendor de la muñeca. Las niñas, entusiasmadas, rodearon el escaparate de Mariquita, no sin meter en algún aprieto a los responsables de mantener el orden. Desde ese momento, Mariquita Pérez no faltó a ninguna de las reuniones anuales del juguete español. En el centro de cualquier ciudad se improvisaban recintos feriales donde celebrar algún acontecimiento relacionado con Mariquita Pérez. Hiciese frío o calor la chiquillería no se perdía una. Como no lo hicieron durante las cabalgatas de Reyes en las que las niñas y sus muñecas desfilaban por Madrid en unas primorosas carrozas fantásticamente engalanadas para la ocasión.
La labor promocional no tuvo límites, a pesar de las dificultades que ello suponía en la época. Mariquita se coló en las mentes de los españoles por cualquier resquicio. Tanto quienes la criticaban duramente como quienes trataban de ignorarla reconocían que aquella muñeca tenía algo, un nosequé que la hacía especial. La confirmación de Mariquita, como un elemento representativo de la sociedad que le tocó vivir, se fraguó en el retrato que de ella pintó el artista plástico, Álvarez de Sotomayor. Mariquita, junto a una niña, se transfiguró, así, en un símbolo histórico y se elevó a la categoría de obra de arte.
MUY PRONTO CONTINUARA LA PRESENTACION SOBRE PUBLICIDAD.